jueves, 12 de marzo de 2009

Tormenta

Era una tarde oscura, triste, dormida. Él intentaba evadirse, y olvidar, que tras mucho tiempo, estaba condenado a pasar una aburrida tarde en casa.
Perdido, intentó encontrarse a sí mismo, y, muy indeciso se puso a mirar aquella caja que tantas alegrías le había dado, que tanta diversión le había dado, que tanta cultura le había quitado.
Tras un buen rato perplejo, atónito, con la mirada puesta en tan sublimes insensatezes, ocurrió el olocausto, el acabose. La tormenta que acechaba en el exterior, causa de su notable aburrimiento, había estallado, y su furor se duplicaba, y su violencia se hacía más y más grande. Hasta que ocurrió: La tan ansiada y deseada electricidad, acababa su concierto, dejando la casa y a nuestro protagonista sin el que ahora era su bien más preciado.
Invadido por una ira y una impontencia descomunales, se puso a buscar la solución a tan arduo problema, y tras varios intentos de vencer a su aburrimento, encontró la solución: leería uno de esos libros, viejos, arrugados, enmoecidos por la humedad, uno de esos libros que jamás había abierto.
Sin pensarlo ni un segundo, y con ayuda de una linterna, se puso a deborar uno de los muchos libros que tenía yaciendo en lo más alto de aquella estantería.
Estaba a punto de introducirse en un mundo nuevo, a ser conmovido por historias fantásticas, duras, realistas, a identificarse con algún personaje, a sentir que no podía dejar de leer, a amar a tal libro por encima de ninguna otra cosa...
Tras varios minutos ojeando el citado libro, con aires de grandeza, cerró el libro con gran decisión, y lo lanzó, dejando que yaciera en el suelo como si fuera un desperdicio.
En ese mismo instante, sin darse cuenta, estaba tirando grandes dosis de vocabulario, de división de opiniones, de fantasía, de reflexión, de cultura al fin y al cabo. Estaba tirando una de esas cosas que ahora más se tira, estaba tirando su capacidad crítica, dejándose llevar por la manada que es controlada por los pastores, pastores que nos intentan inyectar por la retina una visión del mundo acorde con sus ideas, una visión del mundo ideal, una visión del mundo iexistente e inalcanzable. Pero al fin y al cabo estaba haciendo lo que está más de moda, dejar a un lado la cultura y dejar que su despreocupación lo invada todo, porque todo problema se solucionara solo, y si no, ¿qué más da?

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