viernes, 20 de marzo de 2009

Droga (1)

Mientras subía los altos escalones de aquella quejumbrosa escalera de madera, empezó a sentirse mareada. Tuvo que agrrarse fuertemente al pasamanos para no caerse. Solo hacía media hora que probó por primera vez la cocaina, pero se sentía como si hubiera estado enganchada durante años. Había sido su novio, Anthony, el que la "obligó" a ello. Clara no quería, obviamente, pero la insistió tanto, y claro, era su novio y no quería (podía) decirle que no. Ahora sabía que se había equivocado. Jamás debió probarlo. Estaba destrozada, y apenas consiguió entrar en su casa, cayó derrotada. Como un saco de patatas, quedó tendida en el suelo.

Cuando al fin despertó, pasadas unas cuantas horas (dificil adivinar cuantas), se encontró repleta de vómitos, y con una euforia que jamás había sentido antes. Se levantó casi de un salto y fue directa a la ducha. A pesar de notar el agua helada y de que las gotas de agua se le clavaran como alfileres al contacto con la piel, lo disfrutó como nunca. Al cerrar el grifo y salir del baño, empapada, y mientras mojaba la alfombra del largo pasillo con el agua que chorreaba de su pelo, volvió a notar el bajón. Pero esta vez era distinto.Su cuerpo aún estaba ahí, incluso su mente, y podía controlarlos a ambos, pero se sentía triste. Notaba un vacío en su interior, una depresión como jamás hubiera sentido o imaginado. Y lo peor de todo es que sabía que solo había forma de dejar de sentirse así. Ni más ni menos que volver a lo mismo que se lo había provocado. Una nueva raya de coca.

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