lunes, 30 de noviembre de 2009

Silencio

¡Que calle la música que no me deja escuchar!
Hasta el susurro del viento se ahoga
Porque hoy, sólo hoy
Mis sueños
Son.

Las olas del mar hoy me dan igual, como si quieren rugir
Mis pisadas se mueren en la timidez de la noche
Los pájaros se remueven en silencio
Para asomarse en sus nidos
El alba dejó de llorar
La Luna miró
Y me vio
A mí.
Parado
Silencioso
Esperando allá
Porque el Sol ya no era,
Era la hora de la serena dama
Y Selena, en su trono miraba con pena
Como su más fiel siervo en la faz de la tierra
Le abandonaba en su canto para oír una más bella melodía.

Hoy
Da igual
Cuántos sueños
Que parten a morir raudos
Se aniden esta noche en mi corazón.




Esta es mi noche, el silencio es la más perfecta armonía
Entre mis sueños y las notas del silencio de tu voz.


PD: Vuelvo a publicar en nombre de Fer. Tal y como dije la otra vez espero que os guste. Saludos.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Silencio

1. Conjugación sonora de la nada.

2. Joder, otra vez igual. Siempre lo mismo. Debía ser el follador más asqueroso del planeta.

3. loc. islñ. (localismo isleño) Antónimo de Chory. (Perdón por el localismo)

4. Joder, otra vez igual. Siempre lo mismo. Debía ser el contador de chistes más asqueroso del planeta.

5. Iolereiolereiolere( )iu( )iolerei( )iu( )iolerei( )iu

6. Joder, otra vez igual. Siempre lo mismo. Debía ser el pedidor de casatés conmigo más asqueroso del planeta.

7. ¡Shhhhhhhh!

8. –Mamá, creo que voy a suicidarme
- ...
- Lo sabía. Sabía que tenía la madre más asquerosa del planeta.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Noche

1. Una deshilachada soga blanca serpentea hacia el ático del firmamento. El nivel de cientos de mares cobrizos ha ido disminuyendo mientras su espuma se desvanecía. Las paredes parecen rugir un cántico apenas acallado por el vocerío de la multitud. El olor a depravación inunda todos los resquicios.
Parece que el fin del mundo va a ser esta noche y yo estoy encerrado en un bar.


2.
Aprendí de la dictadura
que comandan tus ojos,
oscuros como una noche,
que cuenta igual una luna
que una treintena de soles.

Noches claras de verano,
alguna brisa fresca
y cielos estrellados.
La madre estrella puesta,
gatos en los tejados.
Tu cuerpo y las aceras.
Mi cuerpo y tu regazo.
Tu cuerpo y un regalo.

Cientos de ellas acuden
en cajitas de docenas
y al pasar te recubren
del humo de miles de velas.
Mientras el humo sube
algunas acunan estrellas
y otras acunan nubes.
Otras lloran lo que tuve.

Aprendí de la dictadura
que comandan tus ojos,
oscuros como una noche,
que cuenta igual una luna
que una treintena de soles.


3. Los testículos del padre de Beyoncé latían en el cuello de su útero. Supongo que por eso cuando me acerqué a ella, la vagina me miró intensamente y con una voz desagradable me gritó “¡¡Es culpa tuya, es culpa tuya!!”.
Me desperté lamentando haber comido tanto antes de acostarme.


4.
Horas nocturnas en compañía
de la voz de mis pensamientos.
En el viento se perdieron deseos
de que duerma bien como intentos.
Tres y cuarto informa mi reloj,
cuando presiento,
que tres cuartos de la noche
los pasaré comiendo techo.
A solas con la voz que juega a romper el equilibrio
en medio del salón central de mi cerebro.
Autopsias del yo interno.
La certeza de que llegará un día nuevo
y yo seguiré en el infierno de ojos abiertos.
Y vueltas y volteretas con las sábanas
la proximidad de la mañana,
la ansiedad y las cábalas.
Espántalas, mátalas, sácalas de mi cabeza.
Pido una ayuda que no venga en cápsulas.
Pesan las deudas a Morfeo.
Reo de mis propias imaginaciones,
creo que me quedan tres horas para levantarme
y tres y cuarto para coger el sueño.
Empeño mis frustraciones en un abismo de horas.
Colgado del plafón del techo
disimulo que algo dentro de mí llora.

Quizás padezca insomnio,
o quizás sea una maldición del demonio,
la opinión de mi almohada
es que es la conciencia.
No puedo dormir si fuera reinan
el caos y la violencia
No puedo descansar
mientras sepa que fuera manda gente
que se dedica a matar.
Mientras sepa que se nos hace tarde,
se nos muere en las manos el planeta
y nos peleamos entre nosotros
con Alqaedas y ETAs.
Si mi vecino está más preocupado
por el regalo de los Chocapic
que por la muerte por inanición
de un niño en Brasil.
Y sí, todo eso pienso mientras me peleo
con mi colchón en silencio.
Y dura la sinfonía de ruidos,
y dura la agonía muda
del que regala sus noches en vela a oscuras.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Noche

Intranquilas trazas de frío que me cortan
La piel al paso del tiempo
Los astros observan mi imagen
Y mi imagen fluye en incierto
Camino de sombras, austero paisaje
Que la Luna esconde, que la tierra llora.

Mis pasos compasan sus notas
Que me regulan el ritmo del palpitar
Ahogando un susurro plagado
De tantas cosas que contar
Cuando la voz se quiebra, rota
Faroles alumbran las huellas de lo andado.

Cobijo ansía la reinante oscuridad
Entre fogones que alumbran el camino
La ansiedad se vuelve cristal imperfecto
Refractando pasiones que no se han vivido
Que se ocultan a un sueño certero
Que canta letanías a la “madrugá”.

Envuelta en la niebla, prosigue la noche
Huyendo de cualquier majestuosidad
Recordando incesante cualquiera
De esos momentos de risa fugaz
Tejiendo el temor y, a uno, su propio reproche
De la misma cama vacía al regresar.

____________________________________Fer

PD: Aunque publique yo, es la primera entrada de Fer en el blog. Está teniendo unos problemillas para recibir el correo para poder publicar.

Un saludo y espero que os guste.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Noche (en blanco, como el pescado)

Esa hora de frío pelón, de la manta de relente cayendo sobre el mundo. La luna está enmarcado a ésta hora por millones de estrellas adormiladas. La hora de las ciudades naranjas y las carreteras veloces. La hora de los pasos apresurados, de los zapatos con atronadores ecos. La hora de los murciélagos, de los vampiros. Asesinos, violadores. Ladrones furtivos, pasos en la azotea. Es la hora de las voces a tu espalda, de hundir el cuello en el chaquetón. De sombras, de escaparates cerrados. Todo el pescado vendido. Baraja metálica y hasta mañana. De camareros transportando de un lado a otro las colillas del local a golpe de escoba. De sillas en la mesa. La hora de hacer caja y de reir o llorar. La hora de sacar la basura al contenedor recién vacío. La hora del cerrojazo.
Es la hora de perder la cuenta de las campanadas. De perder la cuenta que la improvisada clepsidra de tu lavabo se empeña en que lleves. Es la hora de bajar las persianas y de cerrar la puerta. Luces fuera. El despertador puesto.
Cuando la tele-tienda. Llame ahora y le regalamos la felicidad. Escaleras plegables, exprimidores milagrosos. Cremas, cuchillos, gimnasia. relojes que marcan la hora de llamar. Compra, compra. Concursos, gane 1000 euros por contestar la adivinanza. Le regalamos la felicidad. Bendita felicidad. Es la hora de la NBA, de la película antigua y de la serie repetida. Del programa de sobremesa que se retransmite en diferido.
Ellos se levantan a mear. Horas de rodillas doloridas, de gemelos que se sobrecargan. Horas de camas calentitas, de sábanas suaves, de pesadas mantas. Cruje el televisor. Edredón anti-balas y... ¡a dormir! Es la hora del ascensor y de la puerta de la calle. Es la hora de la visagra mal engrasada. Las ambulancias, las motos, los silenciosos coches. Esa tapa de alcantarilla que golpea. Un beodo que pasa jurando en hebreo. Es la hora de que el del segundo se licencie en soeces obscenidades con su complaciente esposa. O con quien carajo esté. La hora en que el viejo no puede dormir. El asma. Los nervios. ¿Quién ha arrastrado esa silla en el piso de arriba?
Es el momento estelar para el sonámbulo. ¿Cómo puede roncar ese hombre así? Parece que está empezando a llover y me parece haber escuchado a un gato maullar. Y el grillo que no se calla. Es la hora del mosquito buscando cada recoveco de cada oreja donde zumbar. Un aullido, un eco.
Es la hora en que el bebé despierta a sus padres y a los míos. Es la hora de los jóvenes esfínteres relajados. La hora en que los enfermos se quejan. La hora de la tos.
Os hablo de la hora del Lexatin, de las ardentías y el Almax. Es la hora de soñar, de sufrir. La hora en que Morfeo se acaba el vasito de leche calentita. Es la hora del clamoroso silencio. Ese que parece inquebrantablemente frágil. Un silencio que te molesta en los oídos por su tremenda intensidad.
Una vuelta, y otra vuelta. Es la ansiosa hora del que quiere dormir pero se dedica a pensar. Almohadas recalentadas, sábanas que se caen, mantas que se salen y otra vuelta. Otra vuelta.
Y en medio de esa algarabía nocturna se encuentra ese infeliz con medio cuerpo fuera de la cama, contribuyendo al desequilibrio mundial. Derramándose sobre un papel. Solo. Sin más compañía que la voz de su cerebro y las horas que le quedan en su insomne velada.

martes, 3 de noviembre de 2009

Somos uno mas

Bienvenido Fernando (si es así como quieres que te llamemos).

Noche

Dejando las citas, aquí viene mi aportación:

1. Aquella noche fue en la que escribí mis mejores textos. Me dejé llevar, dando lugar a frases memorables, párrafos rebosantes de contenido y relatos espectaculares. Esa noche donde somnoliento daba el último toque a la obra y podía descansar plácidamente sabiendo que el deber había cumplido. La noche me inspiraba con su brillante oscuridad, dejándome siempre victorioso. Aquella noche en la que me alzaba como azote del mal y defensor del débil, pero también crítico con nuestra pasividad y permisividad. La noche me transformaba en payaso que reparte carcajadas y me arrancaba lágrimas de mis penas más profundas. La noche me dejaba señalar con dedo acusador y fulminante a quien lo mereciese, y me llenaba de romanticismo hirviente. La noche me dio todo sin pedir nada. ¿Dónde estará ahora aquella noche?

2. Día: Se acerca la hora de la merienda y aún no ha aparecido, ¡qué extraño!
Noche: Lo siento, llego tarde. Es que con la oscuridad pegada todo el rato no me aclaro con el despertador.
Día: No me importa que te retrases, pero no me vaciles.
Noche: En serio, que me tiene negro el despertador con la alarma.
Día: Bueno, ya estoy harto de cachondeo. Me voy, te veo mañana.
Noche: ¿Qué le habrá dado a éste? Será que últimamente no descansa bien con tanta claridad. O a lo mejor es que está muy quemado, todo el rato al Sol y sin protección. Estoy cansado, daré una cabezada un rato.
(Pasó el tiempo)
Día: Despierta hipo-lumínico.
Noche: Joder, me has fastidiado la mejor parte del sueño. Estaba ligando con una nebulosa estupenda.
Día: Han pasado 3 días desde que me fui y tú aquí, sin avisar ni nada. Mira cómo están los de ahí abajo, es un caos. Tendríamos suerte si no organizan la Tercera Guerra Mundial.
Noche: Hostia, la he liado parda. Me voy antes de que me pille el Jefe.
Día: Manda cojones, ahora tres días de luz sin parar y encima en pleno Agosto. Se van a cagar.

3. Era la ciudad de la nocturnidad eterna. Vivían en la oscuridad, acostumbrados a ello, poco les importaba. Habían oído hablar de la claridad de la mañana, pero ellos se contentaban con la luminosidad de sus candiles, velas y lámparas. Todo era frivolidad, picardía y lujuria. Eran calles bañadas en alcohol, tabernas añejas y una atmósfera cargada. Grandes salones con un escenario lleno de bailarinas ligeras de ropa y un pianista veloz que amenizaba la danza. Oscuros jardines y palacios majestuosos que contrastaban con chabolas diminutas de madera y losa. En la calle solo vagan borrachos, maleantes y locos. Y en la ventana de una de las casas estoy yo escribiendo. Me dispongo a deambular por las calles, pero no soy borracho ni maleante, y lo único que me falta es que piensen que estoy loco.

PD: Desde mi noche y con cariño quedan dedicados estos textos a quien quiera que los lea.
Un abrazo.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Noche

“La noche puede inquietarte, sorprenderte, maravillarte, engañarte, jugar contigo. Mm, hacerte ver lo blanco, negro. Y lo irreal, real. Como una mujer, la noche puede ser tierna y dura. Oscura y luminosa. Atormentada y serena. Destructiva y creativa. Real y soñada. Por eso yo me apunto al turno de noche. Esas son las encuestas que habría que hacer, ¿quién quiere trabajar de día y quién quiere trabajar de noche? Yo soy un mensajero de la noche, vengo a prepararte para que la recibas, para que tu encuentro con ella sea dulce, provechoso y sereno. Y por eso he invitado a unos señores y unas señoras, que te van a hacer pasar una hermosa noche. Porque hay de todo entre los que vienen, emoción, aje, inteligencia, sensibilidad, espectáculo, veneno. Como una noche de estreno, empieza, Ratones Coloraos.”
____________________________________Jesús Quintero

Para ver la introducción del programa, dónde se ha producido esta coincidencia:
(http://www.canalsur.es/web/programa?pag=/contenidos/programas/ratones_coloraos/descripcion&programa=ratones_coloraos)