martes, 9 de junio de 2009

Hielo

1. Llegó a un momento de su vida en el que lo tenía todo: tiempo, aceptación, ganas, lugar, música, amigos, dinero, desenfreno, alcohol... ¡pero no tenía hielo, copón!


2. Parecía que aquellas nubes tenían muy mala pinta. Llevaban días en aquel inmenso páramo al margen de la jurisprudencia del mismísimo Dios. De hecho ni el mismísimo diablo se habría sentido cómodo en aquel blanco infierno.
El frío era casi insoportable y se les encajaba en lo más profundo de sus almas.
¿Merecía la pena sentir tantísimo dolor tan solo por ser más que Amundsen?, ¿a caso valía la pena sufrir tanto por emular a Shackleton?
Si en aquel preciso instante le hubieran preguntado, es probable que hubiera dicho que no, que no merecía la pena, que debería estar con su mujer y con Peter.
Al menos tenía vocación. Además, en cierto modo se sentía orgulloso de tener bajo su responsabilidad la seguridad y el recuerdo para la posteridad de cuatro bravos hombres.
Es posible que no hubiera estado tan orgulloso si, paradójicamente, hubiera visto que dentro de unas horas allí yacerían Scott, Evans, Wilson, Bowers y Oates.


3. Cuando Spiderman se enteró de que Iceman estaba enamorado de Wonderwoman, le dio un beso de tornillo en toda la boca. Por romper el hielo y tal.


4. Pingu.


5. Himno de la poesía, lo que se debe mezclar con hielo:

Si te mezclas con limones de menos,
me quito el sombrero de la mente,
quítome la sombra del pensamiento.
Cuando no perturbas la noche fría,
cuando te sé suave y transparente,
cuando sé que se trata de poesía.

Adictos al transparente,
beodos noche y día,
paladar tan exigente
que bebemos poesía.
Nos tocamos la visera,
la frente del pensamiento,
si con hielo se nos mezcla
la salud y el sentimiento.
Asiduos a esos parajes
donde el alma está en quiebra.
La borrachera, por traje.
Por poesía, la ginebra.

Fríos abrazos en copas nos regalas,
malas compañías para espantar miedos,
buenos vasos con compañías malas.
¡Otra más, que es temprano todavía!
entre los aplausos que brindan los hielos
y la sombra que nos brinda la poesía.

Adeptos de tu religión
haciendo eses por calles.
Por idioma, una canción.
Por templos están los bares.
Nos tocamos la visera,
la frente del pensamiento,
si con hielo se nos mezcla
la salud y el sentimiento.
Asiduos a esos parajes
donde el alma está en quiebra.
La borrachera, por traje.
Por poesía, la ginebra.

6. Ante tanta presión y la gelidez del momento, su mirada se congeló y se quedó pegada al fluir espeso del tiempo. Se veía sobrepasado por un alud de emociones tan enorme que apenas ocupaban una ínfima parte de lo que estaba pensando en ese preciso instante.
Era frío y era eterno.


7. Hagamos un poco de ejercicio mental. Abstraigámonos de la tele, la música, el deporte y las obligaciones. Vamos a usar la imaginación:
Viajemos volando por encima de las ciudades, siguiendo cauces de ríos y rodeando montañas. Vamos al sur, como las golondrinas. Vamos a cruzar por la Autovía de las Pateras, cruzando el mar, pasando por encima de chilabas y zocos. Vamos a una tierra blanca y silícea. Una tierra de fuego y aridez. Tierra baldía y llena de vida. Imaginemos a un hombretón de complexión fuerte, nórdico y semidesnudo. Imaginemos que lleva horas bajo un sol omnipresente y sofocante. Supongamos que está nervioso y apurado. En un hipotético caso, se podría haber torcido un tobillo bajando una de entre todas aquellas enormes dunas.
Y bien, ¿en qué creéis que está pensando?

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