jueves, 18 de junio de 2009

Bicicleta

Respiró hondo. Se sentó y colocó los pies en los pedales, como vagamente recordaba que le habían enseñado años atrás. Por aquella época no tenía especial interés en aprender, aun así, le instaban a ello.

Comenzó a deslizarse por aquella cuesta que tantas marcas había dejado en su piel. Disfrutaba recordando los instantes que vivió subido a una bicicleta similar muchos años atrás. Al llegar abajo decidió ir sin un rumbo fijo.

Pedaleaba sin parar, viendo cómo docenas de personas pasaban a su lado sin tan siquiera advertir su presencia. Podía ver el estado de ánimo de cada una de ellas y, así, imaginar cómo serían sus vidas.

El viento golpeaba su cara haciendo que su pelo enmarañado intentara liberarse de su propia prisión, quedando finalmente libre y a merced del viento. Infinidad de imagenes pasaban por sus ojos. Tantos recuerdos. Tantos sueños por cumplir.

Finalmente paró. Comenzaba a atardecer. El sol se reflejaba en el mar, la luz se reflejaba en el mismo permitiendo ver una intensa gama de colores. Una lágrima brotó y se deslizó por su mejilla. No tenía nada que valiera la pena en la vida. Tan solo recuerdos y más recuerdos que no hacían otra cosa que atormentarle a cada segundo de su vida.

Abrió los ojos.
La vio.
Todo había sido un sueño.

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