viernes, 8 de mayo de 2009

Tiempo

1. Espacio: ¿Cuánto falta, tío?
Tiempo: ¿Qué distancia?
Espacio: No me gusta que me respondas con una pregunta.
Tiempo: Solo quería hacerte ver lo ilógico de la pregunta.
Espacio: No veo nada ilógico.
Tiempo: Es sencillo. Falta lo que tardemos en recorrer la distancia.
Espacio: Cierto, que tontería.
Tiempo: Sí, no se puede esperar más de ti.
Espacio: ¿Qué insinúas?
Tiempo: No insinúo, afirmo, maldito ignorante.
Espacio: Eh, esos aires de superioridad te los metes donde puedas. Ah, no, que no puedes meterlo en ningún lado.
Tiempo: Anda, pero si sabe ser irónico.
Espacio: Estoy harto, me expandiré para que en algún lado pueda existir vida y dejar que ellos disfruten de mi compañía, ya que tú la desprecias.
Tiempo: ¿Sí?, pues yo dejaré de estar tan parado y empezaré a correr para que la vida que se forme, muera.
Espacio: Que así sea.
Tiempo: Así será.

2. La miraba. Se deleitaba con su rostro, mientras sus cuerpos se acercaban el uno al otro. Estando frente a frente, acercó su cabeza para llegar hasta sus labios y posó en ellos los suyos, fundiéndolos en uno. Sus labios se mezclaban suavemente, sin prisa. Los mordisqueaba con dulzura para poder saborearla. Sus juguetonas lenguas se acariciaban, nostálgicas tras haber pasado demasiado tiempo sin encontrarse. Era tan sutil y placentero que deseaba que fuera eterno. Cuando separaron sus bocas, sintió como si lo desconectaran de la felicidad. Fue entonces el momento en el que desactivó la “cámara lenta”, impaciente ante la llegada del próximo beso.

3. Morfeo, en su palacio de los relojes de arena, se reía del destino de la humanidad. Sabía que su estancia era pasajera y que luego su fulgor se vería extinto consumido en las profundidades de la más honda oscuridad. Todo lo que tuviera no valdría de nada, lo que viviera un total sin sentido, lo único que perduraría por un instante sería el recuerdo de tiempos pasados por parte de aquellas personas a las que de verdad había amado. Era un secreto a voces, que no podía ser revelado. Morfeo se decía “el sentido de la vida reside en el tiempo, malditos aquellos que lo descubran”. El caso aún no se había dado, la humanidad seguía feliz, ningún loco los ha perturbado.

Extra. Después de tanto tiempo, lo logré. Han sido largos años de continuas críticas, en los que no he dejado ni un solo día, ni un solo minuto, de preocuparme por esto. Taparé todas las bocas de quienes han hablado contra mi, con este nuevo y revolucionario invento. Porque al fin lo conseguí, he aquí una máquina del tiempo. Ya repasé todos los cálculos, solo falta probarlo. Me introduzco en ella y acciono el mecanismo.(Click).
¿Por qué no funciona?, ¿qué ha pasado?, no puede ser que me haya equivocado. Bueno, dicen que equivocarse es de humanos. Intentaré ver cual es el fallo mañana temprano.
Coño, si está diluviando y yo con la ropa tendida…

PD: - ¿Qué hora es?
- Sí.
- Perfecto, aún estoy a tiempo.

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