lunes, 4 de mayo de 2009

Droga

1. Tía, ¿te acuerdas de aquella vez que nos cogimos un pedo cambiándole cubatas a los tíos por tocarnos las tetas?... ¿y después nos fuimos a la discoteca a perrearle al primero que nos ofreciera algo pa quitarnos el ciego?... ¿y que acabamos volcando en la mesa del rincón que estaba super-sucia?
Tú estabas llorando en un rincón y nadie se podía acercar porque chillabas. A mí se me paralizó media cara y no era capaz de dar un paso.
¿Te acuerdas, tía? ¡Qué bien lo pasamos ese día!

2. Se sentó en el orejero reclinable. Cuando reposó su cabeza y cerró los ojos, empezó a ver.
Millones de puntos entre rosa y lila empezaron a aparecer a su alrededor, brillantes y fugaces. Aparecían como el fuego en el mapa de Bonanza. Gran serie aquella. Aunque siempre prefirió el coche fantástico. Parecía que estaba viendo aquella luz del capó de un lado hacia otro. Le recordaba un poco a los ojos de Robocop. ¿Robocop era el policía al que casi matan y que comía heces?, ¿o ese era Terminator? No, Terminator no comía. Ese era el que viajaba en el tiempo a buscar al hermano pequeño del de American History X. Puto nazi. No sé porqué Terminator se tomaba tantas molestias en salvar a ese futuro asesino. Aunque el hermano cuando se reformaba intentaba que él no cayera en sus mismos errores. Y aun así Terminator acababa muriendo en una fundición mientras se sumergía heróicamente en aquel metal fundido. Me recuerda a esa escena de En Busca del Valle Encantado en la que todos aquellos pequeños dinosaurios caían al lodo... ¿o era petróleo? No tiene mucho sentido que fuera petróleo. Aunque en esa película cohabitaban especies que en la realidad no coincidieron. Pasa como en Jurassic Park, que tiene muchos gazapos. Aunque lo peor de esa película era el niño pequeño. ¡Menudo repelente! Me recuerda al imbécil de Chechu, el de Médico de Familia. Me entraban ganas de asesinarlo cada vez que habría la boca. Merecía una hostia tras otra. Aunque la serie en general me daba asco. Como Paco Clavel, el hortera ese de la movida. Esa es otra: la movida. ¿Vale algo Alaska? Vamos, mitificar por mitificar.
...
Cuando volvió del viaje, habían pasado varias horas. Despertó aturdido pero con gafas de pasta.

3. Cuando se dio cuenta que llevaba 45 minutos sin atender nada, se sintió estúpido. Toda la hora y cuarto que había estado tomando apuntes e intentando entender lo que el profesor les demostraba habían ido al traste por culpa de su maldita facilidad para viajar a Fraggel Rock y Los Mundos de Yupi.
Es que no podía dejar de pensar en ella. En cada centímetro cuadrado de ella. Recordaba su olor, por difícil que parezca. No paraba de evocar su voz, sus ideas, sus excentricidades. Lo mucho que el gustaba reirse de sus tonterías y sus brillanteces. De reirse de ella.
Llevaba 45 minutos pensando en las ganas que tenía de darle un montón de besos.
Debe ser que su saliva le provocaba un alteraciones en la percepción y el estado de ánimo, además de ser adictiva.
Pura droga sin cortar.

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