martes, 3 de noviembre de 2009

Noche

Dejando las citas, aquí viene mi aportación:

1. Aquella noche fue en la que escribí mis mejores textos. Me dejé llevar, dando lugar a frases memorables, párrafos rebosantes de contenido y relatos espectaculares. Esa noche donde somnoliento daba el último toque a la obra y podía descansar plácidamente sabiendo que el deber había cumplido. La noche me inspiraba con su brillante oscuridad, dejándome siempre victorioso. Aquella noche en la que me alzaba como azote del mal y defensor del débil, pero también crítico con nuestra pasividad y permisividad. La noche me transformaba en payaso que reparte carcajadas y me arrancaba lágrimas de mis penas más profundas. La noche me dejaba señalar con dedo acusador y fulminante a quien lo mereciese, y me llenaba de romanticismo hirviente. La noche me dio todo sin pedir nada. ¿Dónde estará ahora aquella noche?

2. Día: Se acerca la hora de la merienda y aún no ha aparecido, ¡qué extraño!
Noche: Lo siento, llego tarde. Es que con la oscuridad pegada todo el rato no me aclaro con el despertador.
Día: No me importa que te retrases, pero no me vaciles.
Noche: En serio, que me tiene negro el despertador con la alarma.
Día: Bueno, ya estoy harto de cachondeo. Me voy, te veo mañana.
Noche: ¿Qué le habrá dado a éste? Será que últimamente no descansa bien con tanta claridad. O a lo mejor es que está muy quemado, todo el rato al Sol y sin protección. Estoy cansado, daré una cabezada un rato.
(Pasó el tiempo)
Día: Despierta hipo-lumínico.
Noche: Joder, me has fastidiado la mejor parte del sueño. Estaba ligando con una nebulosa estupenda.
Día: Han pasado 3 días desde que me fui y tú aquí, sin avisar ni nada. Mira cómo están los de ahí abajo, es un caos. Tendríamos suerte si no organizan la Tercera Guerra Mundial.
Noche: Hostia, la he liado parda. Me voy antes de que me pille el Jefe.
Día: Manda cojones, ahora tres días de luz sin parar y encima en pleno Agosto. Se van a cagar.

3. Era la ciudad de la nocturnidad eterna. Vivían en la oscuridad, acostumbrados a ello, poco les importaba. Habían oído hablar de la claridad de la mañana, pero ellos se contentaban con la luminosidad de sus candiles, velas y lámparas. Todo era frivolidad, picardía y lujuria. Eran calles bañadas en alcohol, tabernas añejas y una atmósfera cargada. Grandes salones con un escenario lleno de bailarinas ligeras de ropa y un pianista veloz que amenizaba la danza. Oscuros jardines y palacios majestuosos que contrastaban con chabolas diminutas de madera y losa. En la calle solo vagan borrachos, maleantes y locos. Y en la ventana de una de las casas estoy yo escribiendo. Me dispongo a deambular por las calles, pero no soy borracho ni maleante, y lo único que me falta es que piensen que estoy loco.

PD: Desde mi noche y con cariño quedan dedicados estos textos a quien quiera que los lea.
Un abrazo.

7 comentarios:

  1. Jose, Genial no se puede decir mas.

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  2. Gracias tío, espero leer tu aportación y la de otros. Me tenéis expectante.

    +2 a la moral con el comentario.

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  3. En mi opinión, el diálogo ha caído en calidad respecto a otros anteriores. El primer texto me ha resultado sensible y sublime, y el último con su toque mórbido... me han gustado, sí señor.

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  4. Yo lo he leído así que me doi por aludida en eso de la dedicación.

    un saludo

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  5. Pues, por contra a lo que opina LiebLied, a mí el diálogo me ha encantado. Como siempre.
    Especialmención al "Despierta hipo-lumínico".

    Muy buena definición, compañero.

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  6. Te pongas como te pongas, el diálogo es patético (lo he vuelto a leer y me parece aún peor que al principio).

    Pero estoy muy contento con los otros dos textos.

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  7. Gracias a todos, la verdad es que con comentarios así da gusto escribir.

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