miércoles, 13 de enero de 2010

Infinito

“¿Qué significa la eterna creación si todo lo creado ha de desaparecer para siempre?”


Con esas palabras, Mefistófeles intentaba convencer al pobre Fausto sobre la banalidad de la vida, lo efímero del ser, el significado del todo si todo no es más que una ilusión que, frente al tiempo, sólo cae como hoja caduca en otoño para llegar al suelo del olvido. El temor del hombre de lo sensible, lo perecedero, de lo que irremediablemente se pierde en el tiempo no es más que un reflejo de su ansia de vivir y del terror que supone la sola idea de tener un final.

Desde siempre, la muerte como un final ha sido el planteamiento básico de la existencia humana puesto que el desconocimiento sobre ella y sus consecuencias, así como la desaparición de la capacidad vital, de lucha o de sentir se inhiben completamente hasta anularse. De ahí que algunos pensadores se alejasen de la realidad desde sus más íntimos deseos para cobijarse en un mundo donde todo sea perfecto, donde todo los ‘fallos’ del ser humano (o más que sus fallos, sus características innatas que le separan de la irrealidad y que lo convierten en algo débil y, a la vez, cálido y vivo) no existan. El ‘ideal’ Mundo de las Ideas, la separación de lo sensible y lo inteligible y todas esas metafísicas que no hacen sino renegar del mundo por una esperanza situada más allá, inalcanzable y todopoderosa, no son más que la negación del mundo por el propio miedo.

¿Qué características tiene lo perfecto, lo ideal? La Idea de Dios, el Bien, los números, el tiempo, el espacio... todas aquellas cosas que tienen la cualidad de la infinitud y que el hombre anhela con tanto deseo, que estudia, que intenta alcanzar... se alejan de su humanidad, su sensibilidad y, obviamente, de la muerte. Intentan explicar el mundo a partir de lo que les gustaría que fuera, de lo ideal, de lo que no es... y a eso lo llaman ciencia. Hablan de la felicidad y del amor y entre los sueños que se reparten entre la gente sólo se desean sentimientos ilimitados. Dependen para luchar de motivos inmovibles y que sólo caen bajo el peso de otro más pesado, pero que siempre alguien lo tomará porque sigue inmutable ahí. A pesar de las evidencias de que el mundo es lo que tienen delante, sólo soñamos con Nunca Jamás... [...volarás, volarás, volarás...]

Avanzan las tecnologías y cada vez las limitaciones computacionales y de telecomunicaciones desaparecen, haciendo al hombre creer que es todopoderoso en un mundo virtual donde no mueres, sino que pierdes una vida; donde el sexo siempre es placentero porque accedes a cantidades de parafilias casi innumerables, para los miles de gustos personales; donde todas las personas pueden moverse e interactuar con total libertad y casi sin censura... el paraíso del hombre moderno no es un cielo bajo la atenta mirada de Dios, Alá o quién quiera cada uno que sea, sino un puerto USB al que enchufas el cerebro 18 horas al día y dejas que por tu sistema encefálico pase spam, troyanos, software libre, firewall, redes sociales, comunicación en tiempo real, chistes, pornografía, contenido multimedia y la conexión a millones de personas en el mundo que dependen de ti. “Y dijo Dios: Hágase la luz... que si no el portátil se me queda sin batería...”.
Y bueno, ante la evidencia de que la finitud es nuestra enfermedad más clara (o la demostración de cuán enfermos estamos por negarnos a aceptarnos a nosotros mismos), sólo puedo limitarme a mi mente de apenas casi 22 añicos, con una ligera idea de lo que le han intentado inculcar en todo ese tiempo, con el sueño de alcanzar la perfección mental para evitar bodrios como éste que acabáis de leer y un montón de sueños que se desmoronan cuando empezamos a contar desde cero... hasta infinito.

Todo lo que empieza tiene que acabar
Todo lo que sube tiene que bajar
Pero hoy... estoy aquí por ti

__________________________________________________Fer


PD: Sigo dejando por aquí los interesantes pensamientos que Fer comparte con nosotros.

1 comentario:

  1. Monumental. Uno se podría pensar que estaba ante un texto más en el que el narrador se ve por encima del resto de humanos y despotrica sobre los demás (con más o menos razón, ojo). Pero no. Este texto tiene algo distinto. Este texto no es prefabricado y predecible. ¡Qué coño! Este texto es la polla.
    Y estoy totalmente de acuerdo.
    No soy capaz de expresar hasta qué punto me ha molao el tema, en serio.

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