viernes, 15 de enero de 2010

Infinito

1. Tenía el infinito alojado en el corazón,
en la cabeza serrín, carpetas sin folios
y un álbum con las fotos de la comunión.

Su cuerpo flotando, parecía de algodón,
orbitando elípticamente sobre algo
que podría equivocándome, llamar constelación.

Por fuera una fina carcasa de latón,
lo suficiente resistente como para
proteger al resto del contenido del interior.

Tenía el infinito alojado en el corazón,
un error, dos bofetadas y cuatro lágrimas saladas.
Y al romperse de repente, comenzó la creación.

2. Infinito: Cómo te odio.
Cero: ¿Y ahora qué he hecho?
Infinito: No puedo juntarme contigo porque siempre acabamos liándola.
Cero: Algo de culpa tendrás tú también, ¿no?
Infinito: Que poca vergüenza, encima echándole las culpas a otro.
Cero: No, a otro no, a ti.
Infinito: ¿Con quién hablas?
Cero: Contigo.
Infinito: Yo te he escuchado y estoy totalmente de acuerdo.
Cero: ¿Cómo?
Infinito: Oye, ¿a quién le has dicho eso?
Cero: Madre mía, no entiendo nada.
Infinito: A mí, estaba hablando conmigo.
Cero: Pero, ¿cuántos sois?
Infinito: Ni te lo imaginas.
Cero: Seguramente, pero aún así sé que no estoy tan loco como para estar con tantos y hablar con nadie.

3. Papel, pluma y sangre para contar historias. Para que sean de verdad y no tengamos que dudar. Uno, dos y hasta más de cien personajes. Para que puedan interactuar y se desarrollen nuestros pensamientos. Estabilidad argumental con algunos giros inesperados. Para tener algún sobresalto en la linealidad de nuestro escrito. Un lugar incierto en un tiempo desconocido. Para que únicamente os pueda tele-transportar la imaginación. Una pizca de ilusión, puñados de humanidad y un pellizco del dulce que sobra por navidad. Para que contraste con la crudeza que también quieres dar a conocer y deje esperanza, inútil pero tranquilizadora. Es una receta, seguramente no la perfecta, pero con ella te aseguras infinitas historias, ni todo está escrito y mucho menos contado. Una historia menos y otro texto agotado.

PD: Vuelvo a destrozar la poesía, me sigo divirtiendo al escribir los diálogos y el último se quedó en un intento de plasmar una idea decente.Lo intento sin maestría y acabo con un epílogo, realmente decadente.
Dejaré esto como introducción, a la espera de concretar correctamente alguna otra idea.

3 comentarios:

  1. Entrada 95, como la gasolina y encima con premio.

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  2. A mi me ha gustado, cuando plasmes la otra, ya te diré cual me gusta más.

    Un saludito

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  3. Me quedo con el diálogo a morir. La última frase... me ha trastocado, me ha encantado.

    Además, los versos del principio me han gustado mucho, también por como acaba.

    Es curioso que, escribiendo sobre infinito, lo que más me haya gustado sean los finales.

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