jueves, 18 de junio de 2009

Bicicleta

Respiró hondo. Se sentó y colocó los pies en los pedales, como vagamente recordaba que le habían enseñado años atrás. Por aquella época no tenía especial interés en aprender, aun así, le instaban a ello.

Comenzó a deslizarse por aquella cuesta que tantas marcas había dejado en su piel. Disfrutaba recordando los instantes que vivió subido a una bicicleta similar muchos años atrás. Al llegar abajo decidió ir sin un rumbo fijo.

Pedaleaba sin parar, viendo cómo docenas de personas pasaban a su lado sin tan siquiera advertir su presencia. Podía ver el estado de ánimo de cada una de ellas y, así, imaginar cómo serían sus vidas.

El viento golpeaba su cara haciendo que su pelo enmarañado intentara liberarse de su propia prisión, quedando finalmente libre y a merced del viento. Infinidad de imagenes pasaban por sus ojos. Tantos recuerdos. Tantos sueños por cumplir.

Finalmente paró. Comenzaba a atardecer. El sol se reflejaba en el mar, la luz se reflejaba en el mismo permitiendo ver una intensa gama de colores. Una lágrima brotó y se deslizó por su mejilla. No tenía nada que valiera la pena en la vida. Tan solo recuerdos y más recuerdos que no hacían otra cosa que atormentarle a cada segundo de su vida.

Abrió los ojos.
La vio.
Todo había sido un sueño.

lunes, 15 de junio de 2009

Bicicleta

1.
Con pelo ralo y cano, camina encorvado
el viejo que pasea formando este cuadro,
menudo y enjuto, y muy arrugado
con su gran nariz y sus lentes de antaño
de enorme montura y cristales gastados.
Su perfil afilado pasea el anciano
cuando niños guasones se ríen y señalan
la trompa y las gafas que forman su máscara.
Le tocan la moral y al abuelo lo enfadan,
y les grita furioso levantando las manos
“¿Acaso tengo monos en la cara?”.
Se espantan los niños mientras el viejo piensa
que a los viejos como él ya nadie los respeta,
sin darse cuenta de la broma ni del matiz
que encima de chiste lo lleva a la inversa
porque es sobre su gran nariz
dónde va montada la bicicleta.

sábado, 13 de junio de 2009

Nueva palabra a definir....

Señores, las encuestas no fallan, las nuestras por lo menos no, y el pueblo ha hablado.

BICICLETA

bicicleta.

1. f. Vehículo de dos ruedas de igual tamaño cuyos pedales transmiten el movimiento a la rueda trasera por medio de dos piñones y una cadena.





A definir señores.

martes, 9 de junio de 2009

Hielo

1. Hielo: ¡Qué calor! ¡No paro de sudar!
Hielo seco: Normal, no usas Rexona.
Hielo: Menos pitorreo.
Hielo seco: Deberías afincarte una neverita, como hago yo.
Hielo: Antes de llegar a la tienda me habré consumido.
Hielo seco: Halla tú.
Hielo: Lo que me voy a afincar es un Gin Tonic, que me lo paso mejor.
Hielo seco: Serás putero, irás derechito al infierno de los líquidos, junto a los fluidos corporales del pecado.
Hielo: Y me lo dice el que va vestido de blanco papal, pírate copito de nieve.
Hielo seco: Eso voy a hacer, me esfumo.
Hielo: Nunca mejor dicho.
(Lo que de verdad es surrealista, es el hecho de que os imaginéis dos hielos hablando entre ellos, porque total, yo ya sabía que estaba loco)

2. Un día más paseaba por las devastadas calles de lo que había sido su ciudad. Como fiel compañero su rifle, que le había mantenido con vida hasta entonces. Sabía que lo perseguían para abatirlo, pero sus pasos reflejaban la despreocupación del camino que iba a tomar. De repente, algo explotó a su lado y la onda expansiva le golpeó contra la pared de un edificio derruido, después de un leve aturdimiento, vio como un soldado le apuntaba desde el final de la calle. Sin darle tiempo para reaccionar al soldado, éste apuntó asestándole un balazo de hielo reluciente entre ceja y ceja. Era letal, el último de su extinta raza. Se caracterizaban por poseer un corazón de hielo tan espeso que ni la sangre que corría por sus venas era capaz de derretirlo. Ese soldado pertenecía ya a una larga lista de víctimas, que el ejército no podía permitirse si querían alzarse con la victoria en la guerra. Siguiendo su camino nuestro desconocido amigo, se encontró con una niña pequeña que sujetaba una sábana blanca con fuerza y salía de la estructura de lo que parecía un antiguo museo. Otra explosión tuvo lugar cerca, lo suficiente como para que éste cogiera a la niña y se la llevara corriendo a un lugar seguro. Los pasos de los soldados en ese momento eran ensordecedores y el llanto de la niña delató su posición. Nuestro desconocido dejó a la niña sentada, apoyada en la pared de una calle sin salida. De pie intentaba consolarla sin saber como Después de un buen rato decidió que no podía hacer nada más, el ejército la encontraría y se ocuparían de ella, él tenía que seguir huyendo para salvar el pellejo. Pero ya era tarde porque al darse la vuelta un oficial del ejército le apuntaba a la cabeza, cerró lo ojos y soltó el arma que cayó al suelo produciendo un golpe sordo. Sin vacilar, el oficial disparó y éste se desplomó. El oficial se alejó un poco del callejón para dar a conocer su posición. En ese instante la niña gateó hasta el cuerpo sin vida de su momentáneo protector, tocó con su mano el pecho de éste, fundiendo así su corazón de hielo que se transformaron en dos lágrimas que brotaron de sus ojos y le dieron la fuerza suficiente para expresarle a la niña su infinito agradecimiento con voz ronca. La palabra quedaría grabada en la memoria de la niña. Gracias.

3. Voy a ponerme a vender frigopies en un kiosco al lado de un oasis en medio del desierto, únicamente para experimentar la sensación de decirle a alguien que venga extenuado y deshidratado que lo que está viendo es un espejismo. Y todo esto sin salir del frenopático. Ni McGyver.

PD: Lo siento mucho.

Hielo

1. Llegó a un momento de su vida en el que lo tenía todo: tiempo, aceptación, ganas, lugar, música, amigos, dinero, desenfreno, alcohol... ¡pero no tenía hielo, copón!


2. Parecía que aquellas nubes tenían muy mala pinta. Llevaban días en aquel inmenso páramo al margen de la jurisprudencia del mismísimo Dios. De hecho ni el mismísimo diablo se habría sentido cómodo en aquel blanco infierno.
El frío era casi insoportable y se les encajaba en lo más profundo de sus almas.
¿Merecía la pena sentir tantísimo dolor tan solo por ser más que Amundsen?, ¿a caso valía la pena sufrir tanto por emular a Shackleton?
Si en aquel preciso instante le hubieran preguntado, es probable que hubiera dicho que no, que no merecía la pena, que debería estar con su mujer y con Peter.
Al menos tenía vocación. Además, en cierto modo se sentía orgulloso de tener bajo su responsabilidad la seguridad y el recuerdo para la posteridad de cuatro bravos hombres.
Es posible que no hubiera estado tan orgulloso si, paradójicamente, hubiera visto que dentro de unas horas allí yacerían Scott, Evans, Wilson, Bowers y Oates.


3. Cuando Spiderman se enteró de que Iceman estaba enamorado de Wonderwoman, le dio un beso de tornillo en toda la boca. Por romper el hielo y tal.


4. Pingu.


5. Himno de la poesía, lo que se debe mezclar con hielo:

Si te mezclas con limones de menos,
me quito el sombrero de la mente,
quítome la sombra del pensamiento.
Cuando no perturbas la noche fría,
cuando te sé suave y transparente,
cuando sé que se trata de poesía.

Adictos al transparente,
beodos noche y día,
paladar tan exigente
que bebemos poesía.
Nos tocamos la visera,
la frente del pensamiento,
si con hielo se nos mezcla
la salud y el sentimiento.
Asiduos a esos parajes
donde el alma está en quiebra.
La borrachera, por traje.
Por poesía, la ginebra.

Fríos abrazos en copas nos regalas,
malas compañías para espantar miedos,
buenos vasos con compañías malas.
¡Otra más, que es temprano todavía!
entre los aplausos que brindan los hielos
y la sombra que nos brinda la poesía.

Adeptos de tu religión
haciendo eses por calles.
Por idioma, una canción.
Por templos están los bares.
Nos tocamos la visera,
la frente del pensamiento,
si con hielo se nos mezcla
la salud y el sentimiento.
Asiduos a esos parajes
donde el alma está en quiebra.
La borrachera, por traje.
Por poesía, la ginebra.

6. Ante tanta presión y la gelidez del momento, su mirada se congeló y se quedó pegada al fluir espeso del tiempo. Se veía sobrepasado por un alud de emociones tan enorme que apenas ocupaban una ínfima parte de lo que estaba pensando en ese preciso instante.
Era frío y era eterno.


7. Hagamos un poco de ejercicio mental. Abstraigámonos de la tele, la música, el deporte y las obligaciones. Vamos a usar la imaginación:
Viajemos volando por encima de las ciudades, siguiendo cauces de ríos y rodeando montañas. Vamos al sur, como las golondrinas. Vamos a cruzar por la Autovía de las Pateras, cruzando el mar, pasando por encima de chilabas y zocos. Vamos a una tierra blanca y silícea. Una tierra de fuego y aridez. Tierra baldía y llena de vida. Imaginemos a un hombretón de complexión fuerte, nórdico y semidesnudo. Imaginemos que lleva horas bajo un sol omnipresente y sofocante. Supongamos que está nervioso y apurado. En un hipotético caso, se podría haber torcido un tobillo bajando una de entre todas aquellas enormes dunas.
Y bien, ¿en qué creéis que está pensando?

viernes, 5 de junio de 2009

Plafón

1. Era imposible. Había docenas de ellos. Más aún. Cientos. Miles. Todos acechándolo con su incandescente y cegadora mirada, intensa y petrificante. Como pequeños y variados basiliscos. Estaban ahí todos los días, todas las horas que pasaba en ese lugar, pero hoy estaban especialmente inquietos. Y eso le preocupaba sobremanera, no podía vaticinar nada bueno… Su madre le advirtió que no cogiera ese trabajo, también su psiquiatra, pero no los oyó. No quiso oírles. De repente, uno de ellos se lanzó hacia él desde lo alto. Pudo esquivarlo echándose hacia atrás, pero entonces tropezó con una estantería, y acabó derrumbándola. Todas las repisas de aquella sala estaban conectadas, así que poco a poco esa agitación los despertó a todos, y cientos, sino miles, de estas aterradoras criaturas sedientas de sangre se abalanzaron sobre él desde la altura. Comenzó a correr intentando huir de ahí, corrió hasta que le ardieron los pulmones y se le desgarraron los músculos. Pero fue inútil. Él lo sabía. Nadie escapa de los plafones. Mucho menos en aquél pasillo del Ikea.


2. El aterrizaje había sido desastroso, pero por lo menos aún estaba sano y salvo. Y la nave tenía arreglo. Como todavía era muy pronto para comenzar su misión, observó en su cuentatiempo universal adaptado, decidió descansar un poco y se tumbó en el… césped, informó su agenda-indentificadora integrada. Se estaba bastante fresquito tumbado bajo los árboles (no recordaba cuales ni le apetecía sacar el identificador de nuevo) y ya había pasado el primer ocaso, por lo que el cielo estaba oscuro y plagado de cuerpos celestes. En realidad, por lo recordaba de su Curso Intensivo Multidisciplinar Terrestre adaptado para esta misión, este planeta, VL-SS-4//8891 o “La Tierra” en sistema eponímico local, sólo tenía un ocaso, porque sólo tenía un satélite. Lo buscó en vano, pues estaba fuera de su campo de visión, así que se levantó para ver si estaba tras las raíces de los árboles. Lo encontró. Se quedó mudo de asombro, y así, con los ojos abiertos de par en par, varios minutos. Aquel satélite era precioso. Un gran disco blanco, el mayor que había visto en todos su eones de vida, colgaba del oscuro cielo custodiado por cientos de estrellas que adaptaban las más variopintas y curiosas distribuciones a su alrededor. En ninguno de sus libros había visto una representación gráfica tan maravillosa como aquella. Se tumbó de nuevo, pero en sentido opuesto, y estuvo varias horas admirando su danza celeste, de este a oeste, mientras ordenó a su agenda-identificadora integrada que le contara historias sobre “La Luna”, como decían los humanos. Su cuentatiempo universal adaptado le avisó de que ya era hora de empezar las prácticas de reconocimiento. Adoptó la forma humanoide que le correspondía, se teletransportó al centro de ocio-musical-social nocturno más cercano, y recordó lo aprendido en la asignatura Técnicas de Apareamiento No Reproductivo. A los dos minutos salía del local con una despampanante rubia que lo había invitado a su “piso” -habitáculo de permanencia sedentaria, recordó- y tras un breve paseo en el que siguió aplicando las técnicas aprendidas –no en vano había obtenido la calificación A++- llegaron a dónde tendría lugar el acto y las prácticas de reconocimiento. Nada más entrar en el “portal”, advirtió que tanto el techo como las paredes estaban decoradas con convexos discos blancos o grises y luminiscentes, que variaban en forma y simetría entre las distribuciones del edificio. Dentro del “pisito” de la hembra había más, de diferente ornamentación y tonalidades que tornaban al naranja o al amarillo, repartidas por absolutamente todos los rincones de la casa. A decir verdad, eran muy estéticos y demostraban muy buen gusto por parte de los humanos. Resultaba que aquella civilización, que la Unión Aliada Interestelar consideraba tan primitiva, adoraba a “La Luna” y la agasajaba con altares y homenajes por doquier. Una raza capaz de demostrar una sensibilidad tan afinada no podía ser clasificada con menos de un 4 en la escala cognitiva valorativa de especies. La muchacha se desnudó y le apremió, así que recordó la última consigna de las Técnicas de Apareamiento No Reproductivas: Una vez inmersas en el acto sexual, a las damas les gusta: sinceridad y obediencia. Ahora le vas a hacer el amor a lo más bonito que hay en este cuarto, dijo la rubia. Así que obediente, se colgó del techo y se folló el plafón.

miércoles, 3 de junio de 2009

Viaje

1. Voy volando, surco el cielo incesante y sin pausa, yendo a la deriva en medio de la inmensidad. Le doy movimiento a los inanimados árboles de un parque dotándoles de algo más de vida. Salto de edificio en edificio en enormes ciudades donde cualquier persona se perdería en cuestión de segundos. Acaricio suavemente las grandes extensiones de campo llenándolas de frescor. Me enfado y soplo con fuerza donde se ahoga mi grito de desesperación, pero después viene la calma, un momento donde puedo descansar antes de volver a empezar…

2. Avanzo turbulentamente por millares de paisajes y les doto de una uniforme monotonía. Pero en mi interior guardo celosamente los tesoros más preciados esperando a ser descubiertos. Soy sinónimo de la vida y se deleitan con mi quietud, pero consigo enrabietarme y es cuando paso a llamarme destrucción. Baño la arena infinita refrescándola. Proporciono hidratación, pero también hipotermia. Soy amiga de pocos, enemiga de todos los demás. Imagen de destinos turísticos y parajes paradisíacos, también de los peores cataclismos que puedas imaginar. Soy ambas caras de una misma moneda, soy el único sitio donde acaban tus recuerdo que necesitas olvidar, soy el lugar donde ahogas tus gritos de ansiedad.

3. El caos. Alias combustión, o así me bautizaron. Caliente y ascendente. Consumir mi único fin, hasta que no quede nada. Pero todo es armonía, una coreografía espléndida, mil veces ensayada. Sin imprevistos, sin sobresaltos. Mi llegada no suele ser bienvenida, es la única condena que me espera hasta la extinción. Mi muerte es siseante, ya que es ahí donde se pueden escuchar los lamentos de quien me he llevado conmigo porque en mi fulgor ensordezco todos sus quejidos. Incandescente, abrasador, llameante y cegador. Inmenso o diminuto es el mismo fenómeno, solo cambia mi efecto, casi siempre devastador. Tragaré todo lo que pueda, pecado, la gula, soy un glotón.

4. Llámalo creatividad, don, talento o quizás suerte, pero todos tenemos algo en común, la inspiración. Es fugaz y permanente, pasajera y sedentaria, viene, va y a veces se queda. Todos tenemos días en los que todo nos sale bien, que contrastan con días horriblemente malos en los que hubiera sido mejor no levantarse de la cama. Todos tenemos un repentino golpe de suerte en el que nos ocurre algo magnífico y momentos en los que la suerte nos da la espalda. Hay semanas en las que todos los días se nos ocurren ideas geniales y meses de vacío creativo. Ocasiones en las que somos totalmente optimistas y eternidades en las que somos pesimistas. La inspiración se sube al tren, hay días en los que te toca ir en el mismo vagón, pero desafortunadamente te llevarás otros tantos sin verla aparecer. No te preocupes, chaval, esta vez no ha habido inspiración pero seguro que la próxima será mejor.

PD: Al que consiga llegar hasta aquí le regalo un disparo de prueba con destino a mi cráneo, siguiente parada, hipotálamo con leve desviación al lóbulo occipital, gracias.

martes, 2 de junio de 2009

Viaje

1. Paso la vida esperando a que las horas pasen
y que llegue el momento
en el que nuestras sombras desnudas se abrecen,
y se enzarcen en un lance
de ésta guerra que es un juego
de olores, sabores y tactos sedosos en los dedos.
Te pruebo y no recuerdo ya si te como o te bebo,
pero
celebro que una nueva semana
acaba como empezó de nuevo,
y que espero porque esperas,
porque vuelvo, porque necesito
y porque quiero
ver tus ojos y mi triste sonrisa
reflejada en ellos.
Si notas que el resto del universo
siente celos
significa que estaremos haciendo algo bueno.
Retengo un instante,
la imagen, el momento, el aroma.
Para el destino es una broma
como si te hubiera conocido en París
y te hubiera besado en Roma.


2. Aunque había sido un boxeador de renombre en su juventud, en aquella ocasión no lo supo poner en práctica. Poseía un juego de pies envidiable, una resistencia inhumana y mucha elegancia en los movimientos. Mira que era un experto soltando un jab igual que un crochet. Daba como nadie el swing y castigaba el hígado con el hook con fiereza y maestría. Sus uppercuts eran memorables. Y sin embargo cuando encontró a su mujer con otro hombre en la cama, para lo único que tuvo atino fue para endiñarle al parte-hogares un viaje a mano abierta en el carrillo.


3. -¿Hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?
-Me cago en…
-Calma, hombre.
-¿Hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?
-Si es que…
-Que es un niño, Manolo, tranquilo.
-¿Hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos llegado ya?, ¿hemos… ¡¡Aaaaaah!!
•••
-Cariño, no debiste tirarlo por la ventanilla. Cariño, no debiste tirarlo por la ventanilla. Cariño, no debiste tirarlo por la ventanilla. Cariño, no debiste tirarlo por la ventanilla. Cariño, no debiste tirarlo por la ventanilla. Cariño, no debiste tirarlo por la ventanilla. Cariño, no debiste tirarlo por la ventanilla. Cariño, no debiste tirarlo por la ventanilla. Cariño, no debiste tirarlo por la ventanilla. Cariño, no debiste tirarlo por la ventanilla. Cariño, no debiste tirarlo por la ventanilla. Cariño, no debiste tirarlo por la ventanilla...


4. Estaba Jian Li sentado en el bosque sin más divertimento que ver el peregrinar de nubes por el cielo. Fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba sentado en un enorme pedrusco que parecía proteger lo que hubiera a sus espaldas. A su alrededor había otros cuantos, así que tuvo la idea de ir amontonándolos en fila. Lo llamaría Pequeña Murallita Chinorri y dando un par de viajes cargado de piedras ya estaría terminada.
Llamó a su mejor amigó Krillin José y le dijo “Coge tú por ahí”, que es como empiezan todos los grandes planes de la humanidad.


5. –And if we go into that bar? [¿Ysi entramos en ese bar?]
-We can’t, there’s a travel of people! [No podemos, ¡hay un viaje de gente!]


6. Cuando guardo la lengua en su sitio y tragó parte de lo que aquel papel tenía impregnado, escuchó una voz que decía desde un lugar pasado:

Sentado solo en mi terraza
aburrido hasta el sopor,
viendo las nubes que pasan
agarré una con forma de avión
que sobrevolaba mi casa
y se iba alejando del sol,
supongo que por el calor.
Grande fue mi desesperanza
al ver que parecía un avión
pero sólo por la panza,
por arriba era un dragón
que en ningún momento me mordió
pero lo intentó,
hubo amenaza.

Al siguiente sorbo el dragón ya era parte de él mismo y no había vuelta atrás, sólo un largo camino hacia adelante lleno de misterios y colores sonoros. No tenía sentido, pero tenía verdad.